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Autores Antoqueños

Darío Jaramillo Agudelo


Nació el 28 de julio de 1947 en Santa Rosa de Osos, Antioquia. Es autor de tres libros de poesía: Historias (1974), Tratado de retórica (Premio nacional de poesía, 1978) y Poemas de amor (El Áncora Editores, 1986); tres libros de prosa: La muerte de Alec, novela (1983), Guía para viajeros (Planeta, 1991) y Cartas Cruzadas (Alfaguara, 1995); y varias compilaciones con sus prólogos, entre ellas: La nueva historia de Colombia (1976), Sentimentario, antología de la poesía amorosa colombiana (1986), Antología de lecturas amenas (1985) y Poemáquinas (1992). De su poesía se ha hecho una reedición completa: 77 poemas (Universidad Nacional, 1987), y dos selecciones parciales Antología poética (Monte Avila, 1991) y Cuánto silencio debajo de esta luna(UNAM, 1992).

ESTUDIOS SUPERIORES: Abogado y economista
ACTIVIDAD ACTUAL: Desde hace 15 años ejerce el cargo de Subgerente Cultural del Banco de la República de Colombia.

Colección de máscaras
Felisberto: tiempo oscuro

Fue aquel un tiempo oscuro, con el color de la piel amoratada,
Días de cuero curtido, días de sol afuera en el mundo de todos los demás.

Él sufría.
Y la dicha era imposible en aquel reino de un helado miedo interminable.
Se sentía cobarde, pero necesitó mucho valor, sin saberlo, para sobrevivir entonces,
Un coraje ciego actuaba por él,
Un frío coraje que por las noches le arrancaba las lágrimas rabiosas.
Aprendió en esos días que daba lo mismo perder o ganar,
Que importaba solamente saber con claridad su horror,
Poder oír siempre esa secreta voz de alerta,
Mantener viva la llama de su signo: La música es la única cosa consistente.
Era el tiempo del desdén y del pequeño sufrimiento diario.
Era el humillado, el gris, el triste.
En aquellos días de buen comportamiento y mala conducta,
Él usaba los preceptos como vestidos de otra talla,
y constantemente pecaba de pensamiento y de deseo
y una mancha negra le oprimía las costillas y le apretaba la garganta:
era la amenaza del infierno, el garfio de la culpa, era saber que nunca volvería al estado de gracia,
y, ah, la única dicha de estar solo,
encerrado en lugares oscuros, sobreponiéndole una noche precaria a los días de propiedad ajena.
En aquellos años (hoy los recuerda con cierta ira y el asombro de haber sobrevivido),
en aquellos años sin ternura, en aquellos años sin sentirse amado,
en aquel frío entonces de de santidad y mentira,
él esperaba sin llanto y soñaba con luminosos lugares distantes,
con jardines, con calor animal y sol y soledad,
soledad siempre, sin desolación soñaba.
En aquellos días él caminaba por las calles sin una canción que fuera suya,
el sin amor, el seco, el muy abandonado,
y él pervivía intrigado por la curiosidad del día siguiente;
en esos días aprendió a sonreír para sus adentros con una sonrisa agradable y secreta.
Entonces el mundo tenía púas y él no tenía conciencia de su cuerpo sin piso, ese lujoso vacíode nervios y de carne:
fue aquél un tiempo de escalofríos y aún no despertaba el fuego de su adentro:
él vivía los días vencido por un rescoldo de esperanza, animado por la desdicha él esperaba su mañana,
sabiendo como se saben esas cosas, con las vísceras, su verdad más inútil:
estaba tan lastimado que ya no sería feliz nunca,
0 que acaso su noche lo marcaba apenas para una fugaz ebriedad del mundo
o para el hábito del desencanto.
En aquellos días él no esperaba nada y esto lo libraba de toda decepción,
en aquellos días de ojos húmedos y labios mordidos
él tenía toda la ternura de su corazón dispuesta,
pero el sufrimento, la sustancia de esos años,
convirtió su ternura en una especie de indolencia;
ah, su corazón, ese cándido reloj del desatino.
En aquel tiempo él tenía héroes remotos, indescifrables intuiciones,
eran días sin codicia y él construía la casa del alma en un desierto.
En aquellos días él se comportaba muy juiciosamente
y manipulaba con sigilo su locura: todo podía ser un juego, él lo sabía,
todo podía ser una broma pesada que acabaría al azar una mañana.
Durante aquellos años sin ninguna intimidad o abrazo,
él supo lo esencial de este cuento y nunca le sivió para nada.
En aquellos días la radio sonaba delante del ruido de la lluvia y lo demás era
todo silencio,
absoluto silencio, y él permanecía casi siempre quieto, con los ojos abiertos, sin pensar,
muerto de miedo.

CONFESIÓN

3
Yo huelo a ti.
Me persigue tu olor, me persigue y me posee.
No es este olor un perfume sobrepuesto sobre ti,
no es el aroma que llevas como una prenda más:
Es tu olor más esencial, tu halo único.
Y cuando ausente mi vacío te convoca,
una ráfaga de ese aliento me llega del lugar más tierno de la noche.
Yo huelo a ti
y tu olor me impregna después de estar juntos en el lecho,
y ese fino aroma me alimenta
y ese aliento esencial me sustituye.
Yo huelo a ti.

4
Algun dia te escribire un poema que no
mencione el aire ni la noche;
un poema que omita los nombres de las flores,
que no tenga jazmines o magnolias.

Algun dia te escribire un poema sin pajaros,
sin fuentes, un poema que eluda el mar
y que no mire a las estrellas.

Algun dia te escribire un poema que se limite
a pasar los dedos por tu piel
y que convierta en palabras tu mirada.
Sin comparaciones, sin metaforas,
algun dia escribire un poema que huela a ti,
un poema con el ritmo de tus pulsaciones,
con la intensidad estrujada de tu abrazo.
Algun dia te escribire un poema, el canto de mi dicha.

5
Atolondrado y confuso,
demasiado lleno de ruidos,
sin centro ni reposo,
desconectado del otro lado de la piel,
atormentado por el interminable crujido de este corazón
-tierra cuarteada, ceniza gris en el pecho-,
así pasan estas noches de calor y duermevela,
estas noches en que no estoy contigo.

6
Tu voz por el teléfono tan cerca y nosotros tan distantes,
tu voz, amor, al otro lado de la línea,
[y yo aquí solo, sin ti, al otro lado
de la luna,
tu voz por el teléfono tan cerca, apaciguándome,
[ y tan lejos tú de mi, tan
lejos,
tu voz que repasa las tareas conjuntas
o que menciona un número mágico,
que por encima de la alharaca del mundo me habla para decir en lenguaje
cifrado que me amas.
Tu voz aquí, a lo lejos, que le da sentido a todo,
tu voz, que es la música de mi alma,
tu voz, sonido del agua, conjuro, encantamiento.

PROPOSITO
No menciones el amor: bien sabes que sería profanarlo.
Déjalo ser en silencio, para que sienta la música
de los dedos que rozan una piel amada.
Pero cállalo. Dedica tu babosa palabra a la pena;
Exhibe sin pudor la dureza de tu corazón y así
confirmarás que esa llaga ya no duele;
ah, tu corazón, esa zona manida de ti, sabia,
anestesiada, infeliz.
No, no menciones el amor; déjalo crecer en silencio,
Aliméntalo con silencio, compártelo sin decirlo
y solamente tartajea tu palabra para secretar tu viscoso veneno,
la amarga poción de tu cautela.

CANTAR POR CANTAR
Poseso por una resonancia,
el eco armonioso de un lugar sin ruidos,
bañado por la luz amarilla de la luna llena:
una roca de grafito refleja sus destellos
y ella se mira en este espejo sin nubes por testigo.
Poseso por una resonancia,
alguien dentro de mi aparece y me transforma,
una risa de otro que recoge la luz preferida por la luna.
Puedo oír el eco del silencio absoluto,
Es el sonido de la sombra de la hierba
Iluminada por el metal de esta luna precisa.
Poseso por una resonancia,
El tiempo transcurre en varios ritmos, pero no hay
pasado en este cuento,
alguien que soy yo, dentro de mi aparece
y me dicta cosas que ignoro.
Y obedezco.

Poemas de amor
Ese otro que también me habita,
acaso propietario, invasor quizás o exiliado en este cuerpo ajeno o de ambos,
ese otro a quien temo e ignoro, felino o ángel,
ese otro que está solo siempre que estoy solo, ave o demonio,
esa sombra de piedra que ha crecido en mi adentro en mi afuera,
eco o palabra, esa voz que responde cuando me preguntan algo,
el dueño de mi embrollo, el pesimista y el melancólico y el inmotivadamente alegre,
ese otro, también te ama.

2
Podría perfectamente suprimirte de mi vida,
no contestar tus llamadas, no abrirte la puerta de la casa,
no pensarte, no desearte,
no buscarte en ningun lugar común y no volver a verte,
circular por calles por donde sé que no pasas,
eliminar de mi memoria cada instante que hemos compartido,
cada recuerdo de tu recuerdo,
olvidar tu cara hasta ser capaz de no reconocerte,
responder con evasivas cuando me pregunten por tí
y hacer como si no hubieras existido nunca.
Pero te amo.

------------------------------------------
JARAMILLO AGUDELO, Darío (Santa Rosa de Osos, 1947)

Estoy hecho de libros -declara el narrador-, pero a veces me gustaría que esta historia tuviera menos elementos librescos y que los presagios se manifestaran de unas maneras más prestigiosas, más espectaculares.

La muerte de Alec, 1983
La poesía, esa batalla de palabras cansadas; nombres de cosas que el ruido escamotea; / la poesía; este consuelo de bobos sin amor ni esperanza / borrachos por el ruido del verbo, aturdidos por cosas que significan otras cosas; / sonidos de sonidos.

Poética
Y díganle que todavía no es feliz, si esto hace feliz a algunos de ellos... que eso no importa ni siquiera para la lástima o el perdón / y que ni él mismo sufre por eso... que le hicieron creer en el amor y luego supo que el amor dura / lo que dura una palabra...
Ib.
Digamos que hay palabras metálicas / que si caen desde cierta altura / pueden matar a una persona. Arte poética una: la palabra Digamos, en fin, que hay palabras / como la palabra caravana o la palabra / sombra, sin mencionar la conocida / rosa.
Ib.
Pero ya estamos llegando / al límite. Las palabras, son palabras, poeta, / y yo no puedo hacer nada por ustedes.
Ib.
Vano intento de la letra hacer la / crónica del instinto certero, / vano intento decir el amor. Poemas de amor
Este otro que también me habita... / el pesimista y el melancólico y el inmotivadamente alegre, / ese otro / también te ama.
Poemas de amor, 1986, 1
Tu lengua, látigo sagrado, brasa dulce.
Ib., 8
Tu lengua que me explora y me descubre, / tu hermosa lengua que también sabe decir que me ama.
Ib.
Acaso el silencio sea la única / cordura del amor / y decirlo su locura más tonta.
Ib.,
Secuencia 11
Primero está la soledad. / En las entrañas y en el centro del alma: / ésta es la esencia, el dato básico, la única certeza: / que solamente tu respiración te acompaña, / que siempre bailarás con tu sombra, / que esa tiniebla eres tú.
Ib., 13
Pero no olvides, especialmente entonces, / cuando llegue el amor y te calcine, / que primero y siempre está tu soledad / y luego nada y después, si ha de llegar, está el amor. Ib. Algún día te escribiré un poema que se limite a pasar los dedos por tu piel / y que convierta en palabras tu mirada.
Secuencia 4
Tu voz aquí, a lo lejos, que le da sentido a todo, / tu voz que es la música de mi alma, / tu voz, sonido del alma, conjuro, encantamiento.
Secuencia 6
Ya te dejé de querer / mas no te puedo olvidar / y dejándote de amar / estoy dejando de ser. Coplas para olvidarte mejor Y después de tanto andar / ya supe qué es el olvido: / amar lo que se ha perdido / y perder después de amar.
Ib.
La música es la única cosa consistente. Felisberto: tiempo oscuro Ah, su corazón, ese cándido reloj del desatino.
Ib.
Discutimos sobre pequeñas cosas del día, cosas efímeras, / y compartimos gustos elementales como los techos altos o el sonido de la fuente... Escenas de la vida diaria Por malo que sea un libro, siempre habrá uno o dos chispazos, uno o dos versos hermosos.
Boletín Cultural y Bibliográfico, Vol.XXII, No.5, 1985
¿Por qué no aspirar a que toda la literatura sea poesía? En «Al encuentro de la cultura hispanoamericana»,
1985
La herencia nuestra no es solamente europea, sino también africana, que es ancestral americana.
Ib.
La literatura ha de verse fundamentalmente como materia de goce, de recreación, más que de profundo análisis de la naturaleza humana.
Ib.
El primer texto de este libro, titulado "este libro" cuenta lo que es este libro. La presente nota, titulada "este libro" cuenta lo que son estas notas.

Antología de lecturas amenas, 1986
La pasión por la lectura funciona más como una adicción que como una afición.
Ib.
A escribir se aprende escribiendo: en eso, es lo mismo que aprender a montar en bicicleta.
Ib.
Los poetas descubren el agua tibia simultáneamente en Bogotá y en México, en Caracas y en Santiago o en La Paz.
Aislados. Desde las orillas del silencio, Quimera Latinoamericana, Nº7, 1990
Los morgualos aman las chimeneas, las camisas blancas de telas de algodón, un árbol llamado siete cueros, el olor del cilantro fresco cuando cae en la sopa, el sonido de las campanas de iglesia, los días sin nubes.

Guía para viajeros, 1991
Es duro ser poeta / aunque, la verdad, / era más difícil antes / cuando los versos tenían rima. Y las furtivas boleticas / que comenzaban amada dulce amor mío / (almíbar mariposa azucena corazón). Sé que el amor / no existe / y sé también / que te amo. Y cómo hacer que llueva la misma lluvia que veía caer a los trece años? / ¿Cómo tornar al éxtasis del sol, a la luz ebria de mis siete años, / al sabor maduro de la mora, / a todo aquel territorio desconocido por la muerte, / y a esa palpitante luz de la pureza, / a todo esto que soy y que ya no es mío? Tu lengua, tu sabia lengua que inventa mi piel, / tu lengua de fuego que me incendia, / tu lengua que crea el instante de demencia, el delirio del cuerpo enamorado. El fracaso es una especie de muerte.

Biografía imaginaria de Graham Greene

Hoy sabes con certeza / del horror que tiene un niño cuando los colibríes / atraviesan la ventana hacia el jardín / y él los mira paralizado / y sabe que comienza a amanecer.
Ib
. El terror es una peste / y tú nunca te libraste / de ese nudo en la garganta.
Ib.
Acuérdate del silencio de las clínicas / cuando el mundo era el espacio / que podías recorrer en tu silla de ruedas.
Ib.
No olvides el día que descubriste / que la felicidad es tan frágil / que la puede romper una palabra.
Ib.
Acuérdate que todo lo que uno habría de llegar a ser / debe haber estado ya allí para bien o para mal.
Ib.
Mucho tiempo después, / cuando el cáncer de la desesperación / cuando la gradual trama de la destrucción nos fue / marcando / nos echábamos la mentira de la música.
Donde Scott Fitzgerald habla de la importancia de la musica
No sé si a ustedes les agrada el tema del fracaso, / pero aquí se trata de eso; / que un día lejano perdí la fe en encontrar alguna certeza / y esto no me hace llorar ni siquiera cuando estoy borracho. Ib. Ahora me mantiene vivo cierta curiosidad de ver cómo / me pudro.
Ib.
Hubo días en que no necesitábamos de la música / y en una rabiosa adolescencia / fuimos capaces de amar; / pero tiempo después / ya cada uno era el exclusivo dueño de su propia miseria / y los huecos de silencio los llenábamos / mintiéndonos canciones que ahogaban cualquier posible / palabra
. Ib.
El vivió tan intensamente los dos o tres instantes que / hace su vida, la vida, / que la memoria había muerto y no tenía posibilidad de / recordarlos. Penúltima biografía imaginaria Pero un estigma lo ataba a la certeza de que de algún / modo / aquellos instantes todavía eran suyos.
Ib.
El vivió tan intensamente los dos o tres instantes que / hacen su vida, la vida, / que a fuerza de hacerse querer olvidó que él amaba / y esto lo supo tan bien como para que no le hiciera / daño.
Ib
. Si me oyera, no me permitiría que les contara a / ustedes estas cosas, / aunque es posible que guardara un silencio teñido de / vacío / aunque es posible que abriera los ojos de su sueño / y hablara de animales de fuego y dijera que siente que / en su boca está el mar de los Sargazos.
Ib.
Aunque es posible, acaso, que también sonriera / levemente.
Ib.
Este otro que también me habita, / acaso propietario, invasor quizás o exiliado en este / cuerpo ajeno o de ambos.
Poemas de amor, 1
Ese otro a quien temo e ignoro, felino o ángel, / ese otro que está solo siempre que estoy solo, ave o / demonio.
Ib.
Ese otro / también te ama.
Ib.
Primero está la soledad. / En las entrañas y en el centro del alma: / ésta es la esencia, el dato básico, la única certeza; / que solamente tu respiración te acompaña, / que siempre bailarás con tu sombra, / que esa tiniebla eres tú.
Ib. 13
Tu corazón, ese fruto perplejo, no tiene que agriarse / con tu sino solitario; / déjalo esperar sin esperanza / que el amor es un regalo que algún día llega por sí solo.
Ib.
Acaso una noche, a las nueve, / aparece el amor y todo estalla y algo se ilumina dentro de ti, / y te vuelves otro, menos amargo, más dichoso; / pero no olvides, especialmente entonces, / cuando llegue el amor y te calcine, / que primero y siempre está tu soledad / y luego nada / y después, si ha de llegar, está el amor.
Ib.
Si alguien les pregunta por él, / díganle que quizá no vuelva nunca o que si regresa / acaso ya nadie reconozca su rostro. Razones del ausente Díganle también / que no dejó / razones para nadie, que tenía un mensaje secreto, algo / importante que decirles / pero que lo ha olvidado.
Ib.
Díganle que hubo palabras / que le hicieron creer en el amor y luego supo que el / amor dura / lo que dura una palabra. Ib. Y díganle que / se llevó consigo algunas supersticiones, tres / fetiches / ciertas complicidades mal entendidas y el recuerdo de / dos o tres rostros / que siempre vuelven a él en la oscuridad / y nada.
Ib.
Raúl Gómez Jattin descansa en Paz. También sus amigos y su familia descansamos en paz. Obituario, "Credencial", VI, 1997
La locura no es un delirio creativo; la locura es triste.
Ib.
Créame. Soy un hombre feliz y en las páginas que siguen me propongo contarle cómo alcancé la felicidad. En otras palabras, esta es la historia de cómo asesiné a mi esposa.
Memorias de un hombre feliz, 2000
La felicidad es no sentir que el tiempo pasa. Ya los sabios lo han dicho: si todo, de repente, duplicara su velocidad, no lo notaríamos
Ib.

3
POEMAS
Un día en la penumbra te enamoras de tu amor imposible.
Una breve charla, si acaso una mirada, una sonrisa leve,
un levísimo guiño inolvidable
y cae el azul entero de cielo sobre tu alma
y desfalleces de la dicha,
llueve la luz en tus adentros.
Sabes que es un amor imposible.
Sabes que no hay manera de cruzar una vida con la otra,
que, acaso, fue una fortuna que un día tocaras a tu amor imposible
pero también sabes que es imposible tu amor,
que no lo verás más,
que el amor que le tienes a tu amor imposible
no necesita a tu amor imposible,
que amas a una quimera que un día se encarnó debajo de la piel
más lejana y que más amas.

7
Todos los amores imposibles son eternos,
el tiempo no los toca
y no existen traiciones entre los amores imposibles.
Amo con toda intensidad, amo sin límites
a cada uno de mis amores imposibles.
A veces el olor del café trastoca el orden de los años
y voy a dar a la madrugada
de un resplandor que a mí me alumbra,
o de pronto la voz de Janis Joplin
me ensarta en una noche cítrica,
de alambre,
la noche del hechizo,
puede ser una forma precisa de mecerse el viento entre los árboles
y la danza del cuerpo,
la eterna danza de un cuerpo eterno
entre la eterna danza de la brisa.
Los eternos amores imposibles
no se tocan, no se cruzan, no pueden verse entre sí,
no existen los celos entre los amores imposibles,
son perfectos los amores imposibles.

Apariciones

Posees el gozo de su risa
pero debes saber que partirá.
Te inunda su alegría,
te ilumina su rotunda carcajada
con una luz muy dulce,
pero no ignores que se irá.
Ella fluye,
ella es un líquido que detesta estancarse,
ella es un pájaro que anida y emigra,
ella se irá.
Ella se irá y te dejará una marca de amor
que solamente curarás con su regreso efímero.
Entonces la verás de paso
y será como tropezar con el sol de la mañana
descubrir de nuevo su alegría,
nadar en ella
plácido
hasta un próximo encuentro inesperado.

Historias

Se hablan bajo el agua,
desnudos flotan y se hablan
y se dicen palabras como "risa"
y la luz brilla como un tafetán líquido
sobre sus hermosos cuerpos;
paralelos, blanca y moreno, contra la corriente,
plata y bronce bajo el fluido sol,
como dos lianas de carne mis dos bellos amigos
sumergidos se dicen un idioma que vibra
en los oídos,
una música de vocales desleídas,
se dicen palabras con ternura sabia;
desde el puente
bajo un árbol que deja pasar hilos de sol
yo los miro gozoso
y los veo sacar la cabeza del agua
con el aire y con la dicha contenidos
y los oigo gritar "esto es la vida"
y sus esbeltos cuerpos jóvenes son la vida,
ella y él, mis desnudos hermosos amigos,
la vida son ellos,
ellos que me regalan su entusiasmo.

Canción

Aquí conmigo, un primero de octubre, tarde líquida de sangre y agua y saliva,
aquí conmigo, en la noche de hotel, y en el aliento del brandy y el café,
aquí conmigo, domesticada y sin ansias, hecha de despojos,
aquí conmigo mi soledad, materia inerte, ya sin queja y sin tremor:
Con ella no escondo cartas entre la manga, no tengo cartas, no tengo mangas,
estoy desnudo
con mi música, aquí conmigo, lejos del apresuramiento y de las balas,
ajeno al acoso de la cita y del teléfono, incólume tras el descendimiento a los infiernos.
Me pongo la máscara, me quito la máscara, busco otra máscara,
voy descarándome.
Perdí mi rostro y lo recojo ahora,
en esta noche de hotel, cuando mi soledad se vuelve tibia,
transparente
y repaso sereno las agonías:
¿Adónde he quedado yo, tras tanta máscara?
Sólo el miedo permite seguirme tras el tiempo,
Si bien cabe atribuirlo todo a una conjura:
¿Alfileres sobre una foto mía? ¿Un rezo? ¿Malas artes de la brujería y el halago?
Mentiras. Soy el dueño de mis dichas y mi miedo
y de unos blancos senos que ocupan cinco años de mi vida.
Y ahora, aquí conmigo ahora, en esta medianoche,
está ella silente como un gato, mi soledad llena de pasadizos
como un hormiguero abandonado.

POEMA DE AMOR
1
Ese otro que también me habita,
acaso propietario, invasor quizás o exiliado en este cuerpo ajeno o de ambos,
ese otro a quien temo e ignoro, felino o ángel,
ese otro que está solo siempre que estoy solo, ave
o demonio,
esa sombra de piedra que ha crecido en mi adentro y en mi afuera,
eco o palabra, esa voz que responde cuando me preguntan algo,
el dueño de mi embrollo, el pesimista
y el melancólico y el inmotivadamente alegre,
ese otro,
también te ama.

LOVE STORY

Su nombre era Margoth, llevaba boina azul
y en su pecho colgaba una cruz.
Canta Leo Marini con don Américo y sus Caribes

Digamos que es lindo tener penas de amor
y disfrazar la noche con la llorosa nostalgia del bolero:
sin ti es inútil vivir
como inútil será
el quererte olvidar:
digamos que la violeta entre el libro,
el retrato, acaso una carta donde volcamos toda nuestra falta de vergüenza
(¿sabe usted lo que es ir desnudo por la calle?)
quieren decir que sin un amor la vida no se llama vida.
Digamos todo esto:
que la soledad, que la nostalgia, que el ayer que vivimos,
son apenas esta noche que no te veo mirándome a los ojos.
Digamos de la guitarra que lo dice todo:
la penumbra, el beso tímido,
el insomnio deshojando margaritas,
la pobre y estúpida pena de amor, digamos,
en fin, digamos
que todo esto es apenas la certeza
de que alguna vez guimos felices.

OTRA ARTE POETICA UNA: LA PALABRA

Estamos de acuerdo;
por una vez concedamos que ustedes, los poetas,
tienen la razón; que tienen
toda la razón: sí, las palabras
se gastan, las palabras
envenenan todo lo que tocan.
Digamos que acertaron, que dieron
en el blanco, que cogieron
la cosa por donde era;
digamos que hay palabras metálicas
que si caen desde cierta altura
pueden matar a una persona
y que hay palabras en forma de ceniza
que explotan como pólvora,
y que hay otras palabras que son flores
que se marchitan en un día
-como las de este verso de doble faz,
útil para floreros y promesas-
y que hay otras que se huelen y se tocan y se miran
y palabras detergente
y palabras perfume y que también está la palabra
silencio. Digamos, en fin, que hay palabras
como la palabra caravana o la palabra
sombra, sin mencionar la conocida
rosa. Pero ya estamos llegando
al límite. Las palabras, son palabras, poetas,
y yo no puedo hacer nada por ustedes.

POEMA DE AMOR
2

Podría perfectamente suprimirte de mi vida,
no contestar tus llamadas, no abrirte la puerta de la casa,
no pensarte, no desearte,
no buscarte en ningún lugar común y no volver a verte,
circular por calles por donde sé que no pasas,
eliminar de mi memoria cada instante que hemos compartido,
cada recuerdo de tu recuerdo,
olvidar tu cara hasta ser capaz de no reconocerte,
responder con evasivas cuando me pregunten por ti
y hacer como si no hubiertas existido nunca.
Pero te amo.

Poemas de amor
(1986)

No sé si es apropiado el término en este lugar y en este contexto y ante este público, pero sí quisiera expresar mi respeto y mi admiración por el valor civil que ha dado Darío Jaramillo Agudelo con la publicación de este nuevo libro. En efecto, creo que llamar Poemas de Amor a un libro que contiene, además, varios y magníficos poemas de amor, es un gesto valeroso; quizás también un gesto desafiante. El desuso de la palabra, su evidente descrédito, la aureola un tanto soez y un mucho infame, la han rodeado durante algún tiempo. Por razones cuya suma total es difícil de establecer es una palabra que ha estado proscrita. No todas esas razones son tortuosas y problemáticas ni lo son para todo el mundo. Hay una al menos que aparentemente carece de misterio y es el abuso a la que la sometieron largas generaciones de malos y de buenos poetas, de aspirantes al título, de ilustres detentadores de ellos.

Nostalgia, dicho sea de paso, no es tampoco un término que atraviese por su plenitud literaria. Se la asocia en estos días más con experimentos publicitarios, con la forma de un mueble o de una falda, con un perfume, con un desodorante, si se quiere, que con otro contenido más hondo, menos cronológico, más referido al tiempo personal. Es importante que Darío Jaramillo trate de restaurar esos dos términos y de reivindicar una y otra palabra, pues en ello hay una actitud tanto de coraje civil ?virtud admirable? como de coraje poético que quizá sea más escaso y que es de seguro más precioso y no sólo en razón de su escasez.

En este libro tan brillante, Darío Jaramillo reivindica, restaura términos que han sido envilecidos por un mal uso. Términos, y hablo de modo puramente verbal, no quiero referirme a su contenido sentimental, ni moral, no particularmente afectivo. Cuando me refiero al descrédito, a la minusvalía de la palabra amor, me refiero es a la palabra, no a lo que pueda haber, a lo que ha habido, a lo que quizás habrá detrás de esas cuatro letras. Por lo demás, eso es una perplejidad que los poetas de nuestro idioma han estado experimentando hace largo tiempo. Yo recuerdo, por ejemplo, esa expresión de Luis Cernuda que dice ?si el amor no es un hombre, una experiencia inútil de los labios...? etcétera, etcétera, en ese hermoso poema que se llama Apología... que es el mismo titubeo pero ya no tan titubeante a que se refiere también Darío cuando dice ?vano intento decir el amor?. Tal el elemento central de la admiración, del disfrute, del júbilo intelectual que este libro me ha producido y que supongo que produce, es naturalmente no sólo el enfrentamiento del autor con este par de términos, sino también su enfrentamiento, en general, con el lenguaje.

A mí me parece que hay un conato de poesía que se comunica en forma directamente verbal, no escrita, en estos versos escritos, en estos versos publicados de Darío Jaramillo. Por lo demás, esa es una antiquísima preocupación, una antiquísima voluntad, con la cual la poesía ha forcejeado y se ha enfrentado muchas veces, ha prescindido de ella, en forma literal, la ha rescatado y lo que yo le encuentro ahora admirablemente reactualizada en el libro de Darío. Hay una expresión muy elocuente de Ben Jonhson dramaturgo inglés que dice: ?habla para que pueda verte?. Yo siento un poco así la repercusión, la dimensión del lenguaje de Darío Jaramillo en estos versos. Es tan directamente personal, tan directamente comunicativo, tan libre de mediaciones retóricas, de mediaciones culturales ?entre comillas? que es un intento y un logro de una poesía directamente comunicativa que no por eso necesariamente es dialógica, no presume un interlocutor sino simplemente un preciso, término de referencia a quien están dirigidas las palabras y de quien necesariamente no se esperan las respuestas, yo diría que preferiblemente no se espera una respuesta. Luego de ese lenguaje que creo yo percibir en estos poemas de Darío Jaramillo, no es desde cierto punto de vista tan totalmente comunitario sino muy individual, una relación muy bilateral entre un poeta y alguien que lo escucha y de quien no se espera una respuesta sino la pasividad o la mera atención activa, sin respuesta de un ser humano.

Esa interpersonalidad del discurso del alma, de la comunicación directa, me parece muy valiosa no solamente como creación subjetiva de un escritor, de un poeta, sino porque también en la serie de poemas de este libro de Darío Jaramillo, logra por consecuencia una hazaña que para mí es altamente benéfica e interesante dentro del quehacer poético nuestro, del quehacer poético comtemporáneo, que es ése, el de hacer, el de tratar de hacer, con papel, con un poster, una cosa escrita, algo forrado, algo que sin embargo es verbal y que trata de crear para la literatura un lenguaje verbal, auditivo que no es ni cordial, ni populista, ni simplista, sino que es muy precisamente poético, muy precisamente literario sin ninguna condescendencia a la falsedad trivial, a la ordinariez deliberada que a veces se le imprime en la transcripción escrita al lenguaje oral, sino que es un lenguaje puro, sin pedanterías, un lenguaje no digo ascético, porque el término ascético me parece muy programático, muy pedante, sino sí muy concentrado, muy respetuoso, muy responsable, de una parte de ese material que nos es presuntamente común a todos como son las palabras y muy responsable de la utilización que como poeta personal, como poeta individual, como creador de una obra, quiere darle a esas palabras Darío Jaramillo.

Epílogo del libro de J. G. Cobo Borda: Consejos para sobrevivir.
Bogotá, Ediciones La soga al Cuello, 1974. 78p.

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