Tomado de: Revista Credencial Historia.
(Bogotá - Colombia). Agosto 1999. No.116
La
fachada y un dibujo del proyecto del edificio de las Empresas Públicas
de
Medellín. (1994)
.
Cuando en diciembre las noches de Medellín
resplandecen con millares de bombillos multicolores, el edificio inteligente
luce airoso sus 124.289 metros cuadrados de construcción y reafirma
su papel catalizador en la configuración de un extenso parque administrativo
y cultural para la ciudad. El lote de 36 mil metros cuadrados sobre el
que se levanta, degradado por el uso tugurial, fue seleccionado en función
del impacto esperado sobre el área.
La denominación de "inteligente" le
fue dada el edificio, en primer lugar, por la flexibilidad que garantiza
su permanencia, el permitir su adaptación a las necesidades de
los usuarios y a los cambios tecnológicos y, además, por
la seguridad en su funcionamiento habitual y en el control de bienes y
personas, por la autonomía de los diversos servicios, así
como por la fluidez y abundancia de las comunicaciones. Merecen destacarse
la disponibilidad de equipos de computación en cada uno de los
2.800 puestos de trabajo, de un conmutador para diez mil abonados y de
1.300 detectores para el control de acceso.
Dado que el estudio de suelos mostró la existencia
de un aluvión no consolidado de gravas arenosas aportadas por el
río, se construyó una placa aligerada sobre toda el área
del edificio, para prevenir problemas de asentamiento de los elementos
estructurales y a la vez responder a las más exigentes normas antisísmicas.
Su diseño se constituyó en una innovación
arquitectónica, pues proyectó luces de 36 metros, amplitud
inusitada en edificios de oficinas. Ello dio lugar a una plaza central
totalmente abierta al público, "espacio que por su misma escala
es ecuménico, democrático y con grandes posibilidades de
uso participativo", como expresó su arquitecto. Allí
se encuentran las taquillas y servicios diversos. En los diez pisos superiores,
de acceso reservado, se ubican las zonas semipúblicas, como la
biblioteca y las oficinas, en espacios funcionales y agradables logrados
mediante el uso de módulos flexibles. Separado de la torre principal,
al costado noroccidental, se aprecia un cubo de 27 metros de arista, brillante
por su acabado en aluminio. Es el edificio del auditorio, con capacidad
para 400 personas y dotado de la tecnología más actualizada.
Notable innovación en el medio son las seis torres
adosadas al edificio principal, cuatro húmedas, dos al este y dos
al oeste, para los sistemas hidráulicos y de aire acondicionado,
y las dos torres secas, al sur y al norte, para sistemas eléctricos,
electrónicos, de control, de comunicaciones y de seguridad. Con
ello se refuerza la autonomía y permanencia de la edificación.
Para resolver el reto de una estructura razonable en los pisos superiores,
dada la amplitud de la luz, se acudió a cables postensados y a
vigas diagonales sometidas a tracción, logrando con ello ventajas
económicas y menor tiempo de construcción.
El diseño y su construcción fueron obra
de profesionales del país. En la construcción intervinieron
numerosas empresas nacionales como adjudicaturas de contratos de precios
unitarios. Para la industria regional, y en cierta medida para la de otras
regiones del país, la demanda de bienes fue un factor dinamizador.
Y el requerimiento de mano de obra seis mil empleos directos- vino como
anillo al dedo a la ciudad que venía sufriendo los impactos recesivos
de la lucha contra el narcotráfico.
Al decir de un ingeniero, curtido por muchos años
en proyectos hidroeléctricos y que
participó en la construcción,
"lo mejor que le pudo pasar a un ingeniero
fue haber trabajado en la construcción
del edificio", por su complejidad tecnológica
y sus innovaciones. La obra a modo de aula
abierta- sirvió a numerosos grupos
de profesores y alumnos de todo el país
para actualizarse en su disciplina con la
visita a esta ventana abierta al futuro.